A pesar de la desventaja numérica, Sporting Cristal no se rindió. Cada minuto transcurrido en el reloj era un desafío y una oportunidad para demostrar su valentía. Sporting Cristal se agrupaba en el campo, apoyándose mutuamente y recordando las palabras de Bolognesi: “Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”. Sabían que debían dejarlo todo en el campo, sin importar las dificultades que se presentaran.
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